domingo, 18 de septiembre de 2011

Cuentitos para pensar [parte 1]

Hola, bienvenidos a otro de mis post, hoy les traigo unos cuentitos para pensar, para divertirse, etc.

1. Dejá salir la sonrisa

Dicen que sucedió en la epoca de los peores enfrentamientos raciales de la historia reciente de norteamerica. La epoca de los salvajes ataques del Ku Klux Klan, el fundamentalista grupo blanco ultraderechista, que perseguuia, agredia y mataba a los ciudadanos de raza negra, y tambien de la lucha de los Black Panthers, el grupo de resistencia de la gente de color.
La anécdota comienza cuando un humilde campesino negro conduce su carreta tirada por un par de viejos bueyes, hacia su minuscula granja en algun lugar del sur de los Estados Unidos.
Un kilometro antes de llegar al desvio que lo llevara a su casita, el carro es alcanzado en la angosta carretera lateral por una ostentosa limusina, donde un poderoso petrolero viaja custodiado por dos motocicletas, caminando a su rancho.
Fastidiado porque el carro le ipide pasar, el magnate ordena a su chofer que haga sonar la bocina para que el campesino se aparte y deje pasar su automóvil.
Quizás por una coincidencia, quizás por el susto de los animales ante la estridencia del claxon, el caso es que los bueyes, forzados por el campesino a apartarse, dejan caer en el pavimento sendas tortas de excrementos, que terminan bajo las ruedas de la limusina.
El poderoso ranchero manda a detener el vehículo y se baja del automóvil para confirmar lo que sospecha, la hedionda bosta de los animales pegada a la banda de rodamiento de los negros neumáticos. El magnate odia a los negros, de hecho es sabido por todos que aunque nunca lo admite públicamente, es uno de los hombre ricos que mantienen económicamente al grupo radical del KKK.
Con los ojos inyectados de furia manda a los motociclistas de su policía privada que traigan al campesino ante su presencia.
-Negro de mierda -le dice cuando lo tiene frente a el-. ¿Como te atreves a ensuciar con la bosta de tus bueyes las carreteras de los Estados Unidos de América? Eso es lo único que hacen con su presencia, ensuciar, destruir y dañar todo lo que tocan con sus pestilentes manos.
El campesino se da cuenta de que debe ser cuidadoso. Muchos de su raza fueron apelados hasta morir por intentar defenderse en enfrentamientos como este, y por lo tanto baja la cabeza e intenta resolver el problema.
-Lo siento mucho, señor... Lo que pasa es que los animales se asustaron con la bocina...
-¡Lo único que falta!... ¡Que ahora prendas echarle la culpa a mi chofer!
-No, señor, no es eso... La culpa es de los animales... Le prometo que los castigare en cuanto llegue a mi granjita.
-Eso..., a los animales hay que castigarlos, para que aprendan. Y como tu no eres mas que una bestia igual que tus bueyes, tu cambien deberás ser castigado por eso.
El pobre negro intenta frenar la paliza que los guardias ya se aprestan a darle con los negros palos que estan sacando de su cinto.
-No haga que me golpeen, señor... Yo limpiare la bosta de la carretera y la dejare como estaba, se lo prometo...
-Promesas... No sirven las promesas de las de tu raza... Pero es una buena idea. Ese sera el castigo que corresponde. Tu ensucias, tu limpias.
-Si señor..., Muchas gracias. Traeré un poco de paja de mi carreta y me ocupare de dejar todo en condiciones, le doy mi palabra.
-Yo me ocupare de que sea así, yo también te doy mi palabra. -El hombre sonríe con malicia pensando en lo que le acaba de ocurrir-. Dado que tus animales cagan lo que comen de mi suelo, tu te comerás del suelo lo que ellos cagan ¿es justo, verdad?
Al pobre hombre le cuesta creer lo que escucha, pero sabe de sobra que no tiene opción: obedece o es molido a golpes antes de decir una palabra mas. Así que hincándose de rodillas se dispone a cumplir la orden.
En ese momento, dos coches de detienen detrás de la limusina y de uno de ellos baja el mismísimo reverendo Martín Luther King Jr. Como era de costumbre en sus últimos años, el reverendo king viajaba por todo el territorio americano haciendo campaña contra el racismo, esgrimiendo contra la violencia los argumentos pacifistas del amor y la tolerancia mutua.
También los recién llegados viajan con una guardia privada, pero no es una comitiva armada con pistolas o rifles, sino una seria de reporteros que toman notas que cada evento y sacan fotos de cada presentación del reverendo King.
-¿Que sucede? -Pregunta King el hombre blanco que lo ve venir impávido.
El sureño sabe perfectamente quien es el reverendo King, su fama y su influencia, pero no esta dispuesto a dejarse intimidar por el pastor negro ni a mostrar debilidad delante de sus hombres, asi que redoblando su apuesta, lo encara con prepotencia.
-Sucede que este negro ha dejado que sus animales ensucien con su bosta las pulcras carreteras de este pais. Y por lo tanto, dado que en América el que rompe paga y el que ensucia limpia, se esta ocupando de dejar las cosas como las encontró.
Con mucha calma, el reverendo King lo mira y con voz muy suave intenta mostrar su oposición.
-No me parece que haya sido él quien ensucio la carretera, en todo caso fueron sus bueyes, y por otra parte no creo que este bien que usted y sus policías tengan que humillarlo o amenazarlo para pedirle que "limpie lo que ensucio".
-Yo te conozco y sé muy bien que pretendes -Dijo el hombre blanco-, pero a mi no me vas impresionar con tu tono pastoral. El y sus animales son lo mismo, bestias que convienen con los humanos. Los bueyes, el y tu, todos son animales y deben ser tratados como tales.
Todos son iguales.
-Me alegro que lo diga -acota el reverendo King, con una paz asombrosa-. Hace muchos años que predico tratando de hacer entender esto que usted tan bien resume. Los animales, el y yo, somos iguales... Y le digo algo más, también usted es igual a nosotros, sobre todo a los ojos de Dios, aunque algunos hombres aún no lo sepan. De todas maneras le agradezco por recordármelo... Todos somos iguales... y por lo tanto... si el come, yo también como.
Y después de decir esto se acerca al campesino y arrodillándose frente a el, hunde también su cabeza en al bosta...
Los fotógrafos de inmediato empiezan a registrar en sus cámaras la imagen de lo que sucede, ante la desesperación del magnate y su séquito. No hace falta ser muy inteligente para saber que esas fotografías de Martin Luther King de rodillas comiendo bosta custodiado por su guardia policial privada podrían destruir para siempre su imagen publica y con ella terminar de forma definitiva con cualquier pretencion política que tuviera. El hombre llama a su escolta y le da instrucciones claras. Deben velar todos los rollos y retirarse después inmediatamente.
Así lo hacen. Arrebatando con violencia las cámaras, los fotógrafos casi no se resisten. Luego, mientras todos ayudan a los dos hombres de color a ponerse de pie, los uniformados hullen a toda velocidad detrás de la limusina que ya se pierde en el horizonte.
-¿Estas bien? -Pregunta el reverendo King-. ¿quieres que te escoltemos a tu casa, hermano?.
-No. no. estoy bien... -Dice el campesino-. Gracias, reverendo.
-Agradece a Dios, hermano, a Dios.
Los hombres se estrechan las manos y un segundo después cada uno esta otra vez en su camino. Uno a sus conferencias en Dallas, otro a su pequeña granja a un kilómetro de distancia.
Cuando el campesino llega a su casa, trae todavía una gran sonrisa dibujada en su rostro.
-Hola -Le dice a su esposa apenas la ve y corre a darle un abrazo mucho mas efusivo que el de todos los días.
-Bueno... Bueno -le dice la mujer-, Parece que el día de hoy debe de haber sido muy especial... ¿A que se debe esa cara de alegria y esa efusividad?. Creo que nunca te había visto tan contento...
-Es que... si te cuento con quien desayune hoy... no me vas a poder creer.

FIN

Bueno, espero que les haya gustado, la fuente es: 20 pasos hacia adelante de Jorge Bucay.
Prometo mas cuentitos en otros post con el mismo nombre por con sufijo "parte" y el numero.
esta serie de post va dedicada a un amigazo mio: 25_kolin_25


No olvides visitar de nuevo Cuentitos para pensar [parte 1]

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