domingo, 28 de agosto de 2011

Grandes Biografias - Parte 9 - Charles Darwin P





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Grandes Biografias - Parte 9 - Charles Darwin (Parte 2)

Malthus afirmaba que si no se controlaba, la población humana crecería en progresión geométrica y pronto excedería los suministros de alimentos, alcanzando lo que se conoce como catástrofe maltusiana. Darwin estaba bien preparado para percatarse de que eso se aplicaba a lo que de Candolle denominaba "guerra de especies" entre plantas y a la lucha por la existencia en la vida salvaje, explicando cómo el tamaño poblacional de una especie permanecía bastante estable. Puesto que las especies siempre se reproducían en cantidad mayor que los recursos disponibles, las variaciones favorables mejorarían la supervivencia de los organismos transmitiendo las variaciones a su descendencia, mientras que las variaciones desfavorables se perderían. Esto acabaría dando como resultado la formación de nuevas especies. El 28 de septiembre de 1838 anotó esta intuición, describiéndola como un tipo de cuña que introduciría las estructuras adaptadas en las fisuras de la economía de la naturaleza al tiempo que las estructuras más débiles se hacían a un lado. En los meses siguientes comparó a los granjeros recogiendo lo mejor de su cosecha con una selección natural maltusiana a partir de variantes surgidas "al azar", de modo que "cualquier parte de [cualquier] estructura nuevamente adquirida está completamente experimentada y perfeccionada", y pensó que esta analogía era "la parte más hermosa de mi teoría".



El 11 de noviembre volvió a Maer y se declaró a Emma, contándole una vez más sus ideas. Ella aceptó, y en los intercambios de cartas de amor mostraba cómo valoraba su apertura a compartir sus diferencias, y exponiendo también sus creencias unitaristas y su preocupación por que sus dudas honestas pudieran separarlos más adelante. Mientras estaba buscando casa en Londres, los accesos de enfermedad continuaban y Emma le escribió apremiándole a que se tomara algún descanso, comentando de modo casi profético "No sigas poniéndote malo, mi querido Charley hasta que pueda estar contigo para cuidarte." Él encontró una casa que llamó una "cabaña de guacamayos" (por sus llamativos interiores) en Gower Street, y trasladó allí su museo durante las navidades. El 24 de enero de 1839 Darwin fue elegido miembro de la Royal Society.

El 29 de enero Darwin y Emma Wedgwood se casaron en Maer en una ceremonia anglicana preparada para acoger a los unitarios, e inmediatamente tomaron el tren a Londres para ocupar su nuevo hogar.



A comienzos de 1856 Darwin investigaba si los huevos y semillas podrían sobrevivir a un viaje en el agua del mar diseminando de ese modo las especies por los océanos. Hooker cada vez dudaba más de la doctrina tradicional en torno a la inmutabilidad de las especies, pero su joven amigo Thomas Henry Huxley era un firme detractor de la evolución. Por su parte, Lyell estaba fascinado por las especulaciones de Darwin, aunque sin percibir el alcance de sus implicaciones. Cuando leyó un artículo de Alfred Russel Wallace sobre la Introducción de especies, observó similitudes con los pensamientos de Darwin y le apremió a publicarlos para establecer la precedencia. Aunque Darwin no percibió amenaza alguna, comenzó a trabajar en una publicación corta. La contestación de difíciles cuestiones retenían su desarrollo una y otra vez, y finalmente amplió sus planes a la redacción de un "gran libro sobre las especies" titulado Selección natural. Darwin continuó con sus investigaciones, obteniendo información y especímenes de naturalistas de todo el mundo, incluyendo a Wallace, que estaba trabajando en Borneo. El botánico estadounidense Asa Gray mostraba intereses similares, y el 5 de septiembre de 1857 Darwin envió a Gray un esbozo detallado de sus ideas, incluyendo un extracto de su obra Selección natural. En diciembre, Darwin recibió una carta de Wallace preguntándole si el libro trataría la cuestión del origen del hombre. Él le contestó que evitaría el tema al estar "tan rodeado de prejuicios", mientras animaba a Wallace a seguir con su línea teórica, añadiendo que "Yo voy mucho más allá que Usted".



El libro de Darwin estaba a la mitad cuando el 18 de junio de 1858 recibió una carta de Wallace. En ella, Wallace adjuntaba un manuscrito para ser revisado en el que defendía la evolución por selección natural. A petición de su autor, Darwin envió el manuscrito a Lyell, mostrándole su sorpresa por la extraordinaria coincidencia de sus teorías, y sugiriendo la publicación del artículo de Wallace en cualquiera de las revistas que este prefiriese. La familia de Darwin estaba en crisis, y los niños de su pueblo estaban muriendo de escarlatina, de modo que dejó el asunto en manos de Lyell y Hooker. Finalmente se decidió por una presentación conjunta en la Sociedad Linneana de Londres el 1 de julio bajo el título Sobre la tendencia de las especies a crear variedades, así como sobre la perpetuación de las variedades y de las especies por medio de la selección natural compuesta por dos artículos independientes: el manuscrito de Wallace, y un extracto del no publicado Ensayo de Darwin, escrito en 1844, junto con un resumen de la carta de Darwin a Asa Gray. No obstante, la hija de Darwin murió pronto de escarlatina y estaba demasiado abatido como para asistir.

La presentación de la teoría de la selección natural ante la Sociedad Linneana no recibió demasiada atención. Tras la publicación del artículo en agosto en el periódico de la sociedad, se reimprimió en varias revistas y recibió algunas reseñas y cartas, pero el presidente de la Sociedad Linneana comentaba en mayo de 1858 que aquel año no estaba señalado por ningún descubrimiento revolucionario. Sólo una reseña le resultó a Darwin lo suficientemente incisiva como para tenerla en cuenta más tarde: el profesor Samuel Haughton de Dublín afirmaba que "todo lo novedoso del artículo es falso, y lo verdadero ya es cosa dicha anteriormente". Darwin se debatió durante trece meses para producir un extracto de su "gran libro", sufriendo enfermedades del corazón, pero recibiendo continuos ánimos de sus amigos científicos. Lyell lo dispuso todo para que lo publicara John Murray.



El origen de las especies mediante la selección natural o la conservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida (habitualmente conocido bajo el título abreviado de El origen de las especies) resultó inusitadamente popular, y el lote completo de 1250 copias tenía un número de suscriptores superior cuando salió a venta a los libreros el 22 de noviembre de 1859. En el libro, Darwin expone una "extensa argumentación" a partir de observaciones detalladas e inferencias, y considera con anticipación las objeciones a su teoría.[98] Su única alusión a la evolución humana fue un comentario moderado en el que se hablaba de que "se arrojará luz sobre el origen del hombre y su historia." Su teoría se formula de modo sencillo en la Introducción:

Como de cada especie nacen muchos más individuos de los que pueden sobrevivir, y como, en consecuencia, hay una lucha por la vida, que se repite frecuentemente, se sigue que todo ser, si varía, por débilmente que sea, de algún modo provechoso para él bajo las complejas y a veces variables condiciones de la vida, tendrá mayor probabilidad de sobrevivir y, de ser así, será naturalmente seleccionado. Según el poderoso principio de la herencia, toda variedad seleccionada tenderá a propagar su nueva y modificada forma.

Darwin argumentó contundentemente en favor de un origen común de las especies pero evitó el entonces controvertido término "evolución" y al final del libro concluyó que:
Hay grandeza en esta concepción según la cual la vida, con sus diferentes fuerzas, ha sido alentada por el Creador en un reducido número de formas o en una sola, y que, mientras este planeta ha ido girando según la constante ley de la gravitación, se han desarrollado y se están desarrollando, a partir de un principio tan sencillo, una infinidad de las formas más bellas y portentosas.

A pesar de los repetidos brotes de su enfermedad durante los últimos 22 años de su vida, Darwin continuó infatigablemente su trabajo. Habiendo publicado El origen de las especies como un resumen de su teoría, continuó desarrollando líneas de investigación que allí sólo habían sido esbozadas y que incluyeron objetos tan dispares como la evolución humana, diversos aspectos de la adaptación de las plantas o la belleza decorativa en la vida salvaje.



En 1861, sus investigaciones sobre la polinización por insectos le condujeron a novedosos estudios sobre las orquídeas salvajes en los que investigó la adaptación de sus flores al síndrome floral y al aseguramiento de la heterosis. La fecundación de las orquídeas, publicada en 1862, ofreció la primera demostración detallada del poder de la selección natural, explicando las complejas relaciones ecológicas y haciendo verificables las predicciones. El deterioro de su enfermedad obligó a Darwin a permanecer en cama. La habitación en la que guardaba reposo se encontraba repleta de ingeniosos experimentos para trazar los movimientos de las plantas trepadoras, y no dejó de recibir visitas de ilustres naturalistas. Entre ellos se encontraban Ernst Haeckel, un celoso seguidor del Darwinismus, una particular versión del darwinismo que favorecía la ortogénesis por encima de la selección natural, y Wallace, quien aunque siguió apoyando la teoría de Darwin, se convirtió progresivamente al espiritualismo.

La primera parte del "gran libro" planeado por Darwin, y titulado Variación de las plantas y los animales en estado doméstico creció hasta convertirse en dos enormes volúmenes, obligándole a dejar de lado otros objetos de estudio como la evolución humana y la selección sexual. La obra se publicó en 1868 y a pesar de su extensión tuvo una amplia acogida, alcanzando un número considerable de ventas y siendo traducida a varios idiomas. Más tarde, Darwin escribió una segunda sección dedicada a la selección natural que sería publicada a título póstumo.



El siguiente reto de Darwin tuvo por objeto la evolución humana. Lyell ya había popularizado el tema de la prehistoria, y por entonces Thomas Henry Huxley organizaba sesiones de anatomía en las que se comparaban cráneos de simios y humanos en distintos grados de desarrollo. Con El origen del hombre, y la selección en relación al sexo, publicado en 1871, Darwin ofreció múltiples evidencias que situaban al ser humano como una especie más del reino animal, mostrando la continuidad entre características físicas y mentales. Así mismo, expuso la teoría de la selección sexual como una explicación de determinadas características no adaptativas, como el plumaje de la cola del pavo real, así como la evolución cultural y las diferencias sexuales, raciales y culturales, al mismo tiempo que enfatizaba la pertenencia de todos los humanos a una misma especie. Su investigación fue ampliada en su siguiente libro: La expresión de las emociones en el hombre y los animales (1872), una de las primeras publicaciones acompañada de fotografías impresas, que discutía la continuidad de la psicología humana con la conducta animal. Ambos libros fueron enormemente populares y el mismo Darwin se declaró sorprendido de que "todo el mundo hablase de ello sin demostrar sorpresa alguna". Su conclusión fue que
el hombre, con todas sus nobles cualidades, con su compasión hacia los que siente desarraigados, con su benevolencia no sólo hacia los otros hombres sino hacia la más humilde criatura; con su intelecto, que parece divino y ha penetrado en los movimientos y la formación del sistema solar ?con todos estos elevados poderes? todo hombre sigue cargando en su condición corporal el sello indeleble de su modesto origen.



Sus experimentos e investigaciones sobre evolución culminaron en sus trabajos sobre el movimiento de plantas trepadoras y carnívoras, los efectos de la heterosis y la autofertilización vegetal, diferentes formas de flores en una misma especie de planta, y El poder del movimiento en las plantas. En su último libro, Darwin investigó el efecto de la presencia de lombrices en la formación del suelo.

Murió en Downe, Kent (Inglaterra) el 19 de abril de 1882. Esperaba ser enterrado en el patio de la iglesia de St. Mary, en Downe, pero por petición de sus colegas, el presidente de la Royal Society, William Spottiswoode, convino un funeral de Estado en la Abadía de Westminster, donde fue enterrado junto a John Herschel e Isaac Newton. Sólo cinco personas que no pertenecieran a la realeza tuvieron el honor de recibir un funeral semejante durante el siglo XIX

El matrimonio Darwin tuvo diez hijos. Dos de ellos murieron en la infancia, y especialmente el fallecimiento de Anne Darwin con diez años dejó una huella indeleble en sus padres. Charles era un padre cariñoso y extraordinariamente atento con sus hijos. Cuando enfermaron siempre sospechó que la consanguinidad podía empeorar la tendencia genética a la enfermedad que él sufría desde su juventud. Estudió el tema en sus libros, contrastándolo con las ventajas asociadas al cruce entre muchos organismos.

La mayoría de los hijos de Darwin tuvo carreras distinguidas logradas, en parte, gracias al honor de ostentar su ilustre apellido. George, Francis y Horace se convirtieron con el tiempo en miembros de la Royal Society, distinguidos así por sus trayectorias en astronomía, botánica e ingeniería, respectivamente. Su hijo Leonard, por otra parte, fue sucesivamente soldado, político, economista y eugenicista, además de maestro del estadístico y biólogo evolutivo Ronald Fisher.



La explicación propuesta por Darwin del origen de las especies y del mecanismo de la selección natural, a la luz de los conocimientos científicos de la época, constituye un gran paso en la coherencia del conocimiento del mundo vivo y de las ideas sobre evolución presentes con anterioridad. Se trataba de una teoría compuesta por un amplio abanico de subteorías que ni conceptual ni históricamente fueron indisociables (véase el artículo dedicado a El Origen de las Especies para una revisión completa de todas ellas). Fundamentalmente, las dos grandes teorías defendidas en el Origen fueron, por un lado, la teoría del origen común o comunidad de descendencia, en la que se integran evidencias muy variadas en favor del hecho de la evolución, y, por otro, la teoría de la selección natural, que establece el mecanismo del cambio evolutivo. De este modo, Darwin pretendía resolver los dos grandes problemas de la historia natural: la unidad de tipo y las condiciones de existencia.



Aunque menos controvertida que los Vestigios, la publicación de El Origen de las especies atrajo un amplio interés internacional, provocando acalorados debates tanto en la comunidad científica como en la religiosa que se vieron reflejados en la prensa popular. En poco tiempo, el Origen se tradujo a varios idiomas, convirtiéndose en un texto científico fundamental cuya discusión implicó a multitud de sectores sociales, incluyendo a los "trabajadores" que acudían en masa a las lecciones magistrales de Huxley. A pesar de que su enfermedad le obligó a permanecer al margen de los debates públicos, Darwin estuvo siempre atento a todas las reacciones provocadas por su obra, como ilustra la activa correspondencia que mantuvo en aquellas fechas. En general, la aceptación de las tesis defendidas en el Origen atravesó dos etapas: una primera fase en la que, a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, el mundo victoriano comenzó a aceptar progresivamente la teoría de la evolución y una segunda, avanzado ya el siglo XX, en la que el redescubrimiento de la herencia mendeliana posibilitó la aceptación de la teoría de la selección natural.

En el ámbito popular, la reacción más recurrente, reflejada en las sátiras y caricaturas publicadas en los periódicos y revistas de la época, afectó a las consecuencias de la teoría de la evolución para la posición de la especie humana en la jerarquía animal. A pesar de que Darwin sólo había afirmado que su teoría arrojaría nueva luz sobre la cuestión del origen del hombre, la primera reseña del Origen lo acusó de hacer un credo de la idea, en realidad sostenida en los Vestigios, según la cual el hombre procedía del mono. El vínculo genealógico entre el hombre y otros primates enfrentó también a la comunidad científica. Huxley, defensor de la evolución, y Richard Owen, cuyas objeciones a las tesis del Origen habían aglutinado a gran parte de los críticos de Darwin, mantuvieron un intenso debate durante dos años en torno a las similitudes y diferencias anatómicas entre los cerebros de humanos y primates. La campaña de Huxley tuvo un éxito devastador en el derrocamiento de Owen y la "vieja guardia".



En sintonía con la acogida popular del Origen, gran parte de la comunidad religiosa reaccionó con virulencia ante la defensa de la evolución, considerándola incompatible con el relato de la Creación narrado en las Escrituras y la posición privilegiada que el hombre ocupaba en ella. No obstante, la reacción de la Iglesia de Inglaterra no fue unívoca. Los antiguos tutores de Darwin en Cambridge, Sedgwick y Henslow descartaron sus ideas, pero teólogos liberales como Charles Kingsley interpretaron la selección natural como un instrumento del diseño divino. En 1860, siete teólogos anglicanos publicaron la obra Essays and Reviews, en la que Baden Powell tachaba de atea a la creencia en los milagros, considerando que estos rompían las leyes divinas, y elogiaba la obra de Darwin por "apoyar el gran principio de los poderes autoevolutivos de la naturaleza?. Asa Gray mantuvo largas discusiones teológicas con Darwin, quien importó y distribuyó su obra en defensa de la evolución teísta, titulada La selección natural no es inconsistente con la teología natural. Ese mismo año tuvo lugar en Oxford el célebre debate en torno a la evolución, durante un encuentro de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia. En él se enfrentaron filósofos, teólogos y científicos a favor y en contra de la teoría de Darwin. El obispo de Oxford, Samuel Wilberforce, aunque favorable a la evolución, se mostró contrario a la explicación darwinista de la transmutación de las especies. Entre los defensores de Darwin se encontraban Joseph Hooker y Thomas Huxley, llamado desde entonces el ?bulldog de Darwin? por su feroz apoyo al darwinismo.



Los amigos más cercanos de Darwin, Gray, Hooker, Huxley y Lyell, continuaron expresando ciertas reservas, pero le ofrecieron su apoyo, al igual que otros muchos naturalistas, especialmente los más jóvenes. Gray y Lyell buscaron la reconciliación de la evolución con la fe, mientras que Huxley planteó un enfrentamiento radical entre religión y ciencia, luchando contra la autoridad del clero en la educación y el control de la ciencia por parte de los clérigos y los aristócratas amateurs, encabezados por Owen, en defensa de una nueva generación de científicos profesionales. El 3 de noviembre de 1864, día en que la Royal Society concedía a Darwin la medalla Copley, Huxley organizó el primer encuentro del más tarde influyente Club X, dedicado a "la ciencia, pura y libre, liberada de dogmas religiosos".

Entre las críticas científicas, uno de los escollos fundamentales para la aceptación de la evolución afectó a la edad de la Tierra, que según los cálculos de Lord Kelvin era demasiado breve como para posibilitar la evolución gradual defendida en el Origen. La cuestión sólo sería resuelta, a favor de Darwin, tras el descubrimiento de la radioactividad y su aplicación al fechado de la edad de la Tierra.

El gradualismo defendido por Darwin en el Origen fue otra de las grandes fuentes de controversia, como Huxley le señaló en su célebre advertencia: "Se ha cargado usted a sí mismo con una dificultad innecesaria al adoptar el Natura non facit saltum de manera tan incondicional". Las objeciones al gradualismo se concentraron en dos cuestiones fundamentales: desde la paleontología, se señaló la ausencia de formas intermedias en el registro fósil, mientras que otros autores como Lyell y George Jackson Mivart insistieron en las dificultades asociadas a la evolución gradual de órganos complejos, arguyendo la inviabilidad de las etapas incipientes de estructuras que sólo al haber alcanzado un alto grado de complejidad podrían resultar útiles.



La aceptación de la teoría de la selección natural requirió mucho más tiempo. A pesar del reconocimiento de la evolución, gran parte de la comunidad científica se resistió a aceptar un mecanismo de cambio no teleológico y continuó defendiendo teorías alternativas como el lamarquismo, la ortogénesis o diversas formas de vitalismo, como ilustran las objeciones de Eduard von Hartmann y Henri Milne-Edwards. Otros autores señalaron las inconsistencias lógicas internas a la propia teoría de la selección natural y derivadas del mecanismo hereditario postulado por Darwin. Si bien el Origen de las especies no se comprometió con ninguna teoría de la herencia, Darwin defendió la pangénesis o herencia por mezcla, la teoría más en boga en su época. A pesar de que ya en 1865 Gregor Mendel había publicado sus estudios sobre las leyes de la herencia, su trabajo permaneció desconocido hasta el siglo XX. Ocho años después de la aparición de El Origen, Fleeming Jenkin y después Ronald Fisher señalaron la incompatibilidad entre el mecanismo de la selección natural y la pangénesis. Razonando desde la matemática estadística, Jenkin mostró la alta improbabilidad de que la variación, la selección y la transmisión de nuevas características pudiesen superar el efecto conservador de la herencia por mezcla, que hacía más probable que la descendencia se aproximase a la distribución media de la característica en la población que a sus progenitores, reduciendo la variación. En los años 1930 la síntesis evolutiva moderna sentaba las bases de la visión actual de la evolución, integrando la teoría de la evolución por selección natural, la herencia mendeliana, la mutación genética aleatoria como fuente de variación y los modelos matemáticos de la genética de poblaciones.



La tradición religiosa de la familia Darwin fue un irregular unitarismo, ya que su padre y su abuelo eran librepensadores, y, al mismo tiempo, su bautismo y su formación religiosa fueron anglicanas. En su época de Cambridge, Darwin se planteó convertirse en un clérigo anglicano, sin albergar ninguna duda sobre la verdad literal de la Biblia. Sin embargo, su relación con John Herschel, así como con la teología natural de William Paley, le hicieron adoptar un pensamiento crítico que buscaba explicaciones más allá del milagro o la teleología de la creación divina. En el viaje a bordo del HMS Beagle, Darwin aún buscaba "centros de creación" que justificasen la distribución de las especies. Así, por ejemplo, al ver hormigas león en poblaciones de canguros habló de "dos momentos de creación distintos". Aún seguía siendo bastante ortodoxo y citaba regularmente la Biblia como una autoridad moral.

A su retorno, sin embargo, Darwin era mucho más crítico con el pensamiento creacionista, y se planteó por primera vez la posibilidad de que otras religiones, o incluso todas ellas, fuesen igualmente válidas. Los siguientes años, de intensa especulación en torno a cuestiones geológicas y a la transmutación de las especies, hicieron que se plantease muchas cuestiones relativas a la fe, y así lo discutía frecuentemente con Emma, su mujer, quien apoyaba su fe en un estudio y un cuestionamiento igualmente serios. La teodicea de Paley y la obra de Malthus abrían otro frente crítico al admitir el hambre o la extinción como efectos de una Creación que él suponía buena y perfecta. Para Darwin, la selección natural generaba de por sí esa "perfección", pero eliminaba la necesidad de un "diseño divino", al tiempo que comprometía el lugar de ese "Dios bondadoso" en la Creación, al observar cómo algunos organismos paralizaban a otros para convertirlos en comida viviente para sus crías. Sin embargo, consideraba la vida como un conjunto de organismos perfectamente adaptados, y en el Origen exponía algunos argumentos teológicos. Aunque por entonces consideraba la religión como un mecanismo estratégico de supervivencia, Darwin aún creía que, en último término, Dios era el "dador de vida".



Darwin continuó desarrollando un papel muy activo en las tareas de su parroquia, pero hacia 1849 comenzó a dedicar el tiempo que su familia pasaba en el templo a dar paseos en soledad. Aunque era reticente a manifestar su opinión sobre cuestiones religiosas, en 1879 afirmó que nunca se había considerado un ateo, y que el término agnóstico "sería una descripción más correcta de mi estado de ánimo".

La Historia de Lady Hope, publicada en 1915, describía cómo Darwin había vuelto al cristianismo en su lecho de muerte, aunque despertó las protestas de sus hijos y fue posteriormente refutada por historiadores. Sus últimas palabras fueron para su familia, diciéndole a su mujer Emma: "No tengo miedo de la muerte. Recuerda qué buena esposa has sido para mí. Dile a mis hijos que recuerden lo buenos que han sido todos conmigo." Entonces, mientras se apagaba, le decía repetidamente a Henrietta y Francis "Casi ha merecido la pena estar enfermo para recibir vuestros cuidados".



La teoría de Darwin tuvo inmediatas repercusiones éticas, morales y políticas, sirviendo de base para el desarrollo de la eugenesia y el darwinismo social. No obstante, la celebridad de Darwin ha hecho que su nombre sea asociado con ideologías que en algunas ocasiones defendió sólo parcialmente, y otras están directamente enfrentadas con sus comentarios personales.


Darwin estaba interesado en los argumentos de su medio primo Francis Galton, expuestos por primera vez en 1865, que afirmaban que los análisis históricos de la heredabilidad mostraban que los rasgos mentales y morales podían ser hereditarios, y que los principios de la cría animal se podían aplicar también a humanos. En el Origen del hombre Darwin apunta que si se ayuda a los débiles a sobrevivir y procrear se podrían perder los beneficios de la selección natural, pero advirtió que negar tal ayuda podría poner en peligro el instinto de solidaridad, "la parte más noble de nuestra naturaleza", y que factores como la educación podrían ser más importantes. Cuando Galton sugirió que la publicación de estas investigaciones podría incentivar los matrimonios entre los miembros de la "casta" de "aquellos que han sido mejor dotados por la naturaleza", Darwin previó algunas dificultades prácticas y pensó que era el "único procedimiento factible, aunque me temo que utópico de mejorar la raza humana", prefiriendo que solamente se diera publicidad a la importancia de la herencia y se dejaran las decisiones a los individuos.



Tras la muerte de Darwin en 1883, Galton denominó eugenesia a la disciplina encargada de la mejora biológica de la especie humana, y desarrolló la biometría. Los movimientos eugenésicos ya estaban ampliamente extendidos cuando se redescubrió la genética mendeliana, y en algunos países, entre ellos Bélgica, Brasil, Canadá, Suecia y Estados Unidos, se impusieron leyes de esterilización obligatoria. La eugenesia Nazi hizo perder crédito a la idea.


La utilización de leyes naturales como justificación de opciones morales o sociales está en el centro del problema ético de pasar del ser al deber ser. Así, cuando Thomas Malthus sostenía que el crecimiento de la población por encima de los recursos fue dispuesta por Dios para que los hombres trabajaran de forma productiva y se refrenaran a la hora de formar familias, su argumento fue utilizado en la década de 1830 para justificar las "workhouses" (asilos de pobres) y la economía basada en el laissez-faire. Del mismo modo, algunos autores vieron implicaciones sociales en la teoría de la evolución, y Herbert Spencer en su obra La estática social, escrito en 1851, basaba sus ideas de libertad humana y derechos individuales en la teoría evolutiva de Lamarck.

La teoría de la evolución de Darwin se convirtió en una forma de justificación de las diferencias sociales y raciales. Aunque Darwin había dicho que era "absurdo hablar de que un animal fuera superior a otro", y concebía la evolución como carente de finalidad, poco después de la publicación del Origen en 1859 los críticos se mofaban de su descripción de la lucha por la existencia como una justificación maltusiana del capitalismo industrial inglés de la época. El término Darwinismo fue usado en las ideas evolutivas de otros, entre ellos la aplicación del principio de "supervivencia del más adaptado" por Spencer en el progreso del libre mercado, y las ideas racistas de Ernst Haeckel del desarrollo humano. Darwin no compartía las ideas racistas, comunes en su época. Era un firme detractor de la esclavitud, la "clasificación de las llamadas razas del hombre como especies distintas" y los abusos contra los pueblos nativos.



Algunos autores han empleado la selección natural como argumento para varias ideologías, a menudo contradictorias, como el capitalismo radical, el racismo, el belicismo, el colonialismo y el neoimperialismo. Al mismo tiempo, el enfoque holístico de la naturaleza sostenido por Darwin y que incluía la "dependencia de unos seres con otros" sirvió de fundamento a ideologías diametralmente opuestas: el pacifismo, el socialismo, el progresismo y el anarquismo, como en el caso del Príncipe Kropotkin, enfatizaron el valor de la cooperación sobre la lucha entre las especies. El mismo Darwin insistió en que la política social simplemente no podía guiarse por los conceptos de lucha por la supervivencia y selección natural.

El término darwinismo social, acuñado por Herbert Spencer, no era muy frecuente en la última década del siglo XIX, pero se popularizó como una expresión despectiva en los años 1940 cuando fue empleado por William Graham Sumner, oponiéndose al reformismo y al socialismo. Desde entonces el término se utiliza para referirse peyorativamente a los que defienden las consecuencias morales de la evolución.



El "día de Darwin" se celebra cada año, y con ocasión del bicentenario de su nacimiento y el 150 aniversario de la publicación de su obra más importante se han anunciado actos y publicaciones por todo el mundo. La exposición sobre Darwin con que se inauguró el Museo Americano de Historia Natural en 2006, se exhibió en el Museo de la Ciencia de Boston, el Museo del Campo de Chicago y el Museo Real de Ontario en Toronto, antes de su exposición en el Museo de Historia Natural de Londres (14 de noviembre de 2008 - 19 de abril de 2009), como parte del programa conmemorativo "Darwin200". La universidad de Cambridge ha preparado un festival especial en julio de 2009. En su ciudad natal se celebra el "Festival de Shrewsbury de 2009", con importantes actos durante todo el año.

En el Reino Unido, una edición especial de la moneda de dos libras muestra el retrato de Darwin enfrente de un simio, rodeados por la inscripción "DARWIN 2009", con un texto al borde que reza "El origen de las especies 1859". Ya se han anunciado las ediciones de colección, aunque durante todo el año estas monedas estarán disponibles en bancos y oficinas postales a su valor de cambio.

En septiembre de 2008, la Iglesia anglicana publicó un artículo que aprovechaba la ocasión de su 200 aniversario para disculparse ante Darwin "por haberle malinterpretado; y, por percatarnos de esa primera reacción equivocada, animar a otros que siguen sin entenderle"



Darwin y La Teoria de la Evolucion




link: http://www.youtube.com/watch?v=6tyvxStdKg0



link: http://www.youtube.com/watch?v=SeRs8BuU3zs



link: http://www.youtube.com/watch?v=BbQK9bggyYE



link: http://www.youtube.com/watch?v=V7nYq5DLxlA



link: http://www.youtube.com/watch?v=F-2_XdCcx4g




Fuente : Google, Youtube y Wikipedia


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