lunes, 11 de julio de 2011

manipulados por los medios de comunicación 5*P




IDEOLOGIA Y MEDIOS DE COMUNICACION

(Por Martín Catalán Lerma)

La estructura sociopolítica del sistema-mundo capitalista actual, desarrollada exitosa y causalmente a lo largo de veinte siglos, ha encontrado en los medios de comunicación (y en la religión) la forma más eficiente para imponer una cultura de ignorancia y consumo que conlleva, dentro del sistema de clases (alta, media y baja), al permanente afán de todo individuo por ascender de un nivel hacia otro superior, o en el caso de la clase alta, a mantenerlo; ascenso que se traduce en la capacidad y poder para obtener la mayor cantidad de bienes económicos que ya se convirtieron en símbolos socialmente aprobados, tales como autos, casas, muebles, etc.¿Es esta entonces, la justificación para producir innumerables programas de carácter alienante y de orientación al consumo? La respuesta es sí. Los contenidos de los medios de comunicación se manejan como acondicionadores de la conducta humana y de todos los valores sociales, permitiendo la constante manipulación y la imposición de la ideología de clase. La función, por ejemplo, del aparato publicitario en la prensa, la radio, la televisión y el cine (aunque de manera más compleja pero efectiva en el sentido ideológico), es actuar, literalmente, como una droga que influye sobre el comportamiento social: "al adormecerla (a la sociedad) en el ensueño de un placentero mundo irreal, pueden embotar su conciencia crítica a un punto de hacerla incompetente para resolver los problemas reales, y sobre todo, incapaces de rebelarse contra las causas sociopolíticos y culturales de esos problemas, cumpliendo así un papel de sedativo social que sólo puede considerarse útil para el mantenimiento del status"(1).Incitando a la población a elevar su nivel social a través del consumo, los medios de comunicación masivos son ahora (en cierta forma siempre lo han sido históricamente) un valioso aliado e instrumento del capitalismo que desquicia al pobre sujeto que se somete a la persuasión audiovisual que se le presenta, enajenándolo por la adquisición de nuevos productos, patrones de consumo efímeros, formas de vida y ocio que constituyen el incesante intento por la orientación al vacío emocional e intelectual del individuo ignorante que es agobiado por la problemática cotidiana del trabajo excesivo en desproporción con la baja remuneración económica, la inseguridad social y la desinformación planeada especialmente para el control masivo de la sociedad.Pero, los medios de comunicación no lo pueden hacer todo, sólo fungen como apoyo de enajenamiento, entretención y distracción de una planificada estructura de control que se impone a las grandes masas por medio de la religión, la moral, el arte, el derecho, la política, la educación, la ciencia y la filosofía.

La principal y más importante forma de control es la educación, que forma capitalistamente a los individuos desde temprana edad formándolos y preparándolos como fieles profesionistas asalariados sometidos a intereses ajenos y fuera de su alcance, dónde los niños son catalogados solamente como potenciales y eficientes consumidores. Ante esto, los niños son blanco objetivo de los medios y más específicamente del mercado de consumo que, aprovechando la incapacidad e imposibilidad de sus padres s niños son el blanco objetivo de los mediosmena para orientarlos culturalmente, quedan a merced total de la propagación ideológica de clase, conduciéndolos al consumo de producciones extranjeras de televisión y otras formas de transculturación como la connotación manejada en las historietas animadas gringas.La educación básica capitalista es anticientífica, represiva, despótica. Cómo olvidar aquellos reclamos de Pink Floyd en una de sus canciones: "Maestros, dejen pensar a sus alumnos"(2). Esta valoración aún sigue vigente en la actualidad, los niños aprenden mecánicamente a leer y escribir, pero no a razonar; aprenden nombres de héroes falsos o banalidades históricas, más sin embargo conocen también las últimas novedades de las series violentas de televisión y de la industria del juguete. La exposición ante los niños de las producciones televisivas, para su entretención e inadvertida manipulación, es una forma de control cruel y sistemático a su (de)creciente desarrollo.Los mágicos medios de comunicación pueden hacer cualquier cosa, desde convertir a unos asesinos uniformados llamados militares en defensores de la democracia (específicamente esto puede ejemplificarse con la posición de la CNN ante los ataques de Estados Unidos a países de Medio Oriente, ofensivas producidas a raíz de los actos terroristas del 11 de septiembre que el mismo George W. Bush y su gobierno planificaron), hasta determinar nuestra forma de vestir, lo que tenemos que comer o lo que debemos hacer.La principal función de los medios masivos de comunicación, dentro del sistema político imperante, es fungir como instrumentos de control, entretención y ocultamiento mediático de la desventurada realidad que se vive en la mayor parte del mundo, lográndolo, con la transmisión de programas desinformativos y altamente alienantes como las telenovelas o los noticiarios que, aunque pretendan ser extremadamente objetivos, nunca dejan de tener acuerdos prefijados con los patrocinadores; empresas que son las que realmente establecen qué información debemos saber y qué no.Los medios de comunicación son todo lo planteado en este texto, son la principal forma capitalista de persuasión, control, manipulación y enajenación que nos aliena al consumo de necesidades ficticias; a beber, a fumar, a divertirnos, a comprar, a gastar, ésta es la felicidad, es la ideología del capital. Los grandes consorcios, los medios y la publicidad son los dueños de nuestras vidas, como Robert Guerin(3) lo describe acertadamente: "La publicidad se ha hecho dueña de la prensa, del cine, de la radio, del libro, de la calle, del subsuelo, de las nubes. Es la primera que nos saluda al despertar y la que nos sale del bolsillo al sacar el pañuelo. En conjunto con el oxígeno y nitrógeno, es el aire que respiramos. Es un espectáculo total y permanente".

1.- Luis R. Beltrán, citado por Víctor M. Bernal Sahún, Anatomía de la publicidad en México, Editorial Nuestro Tiempo, p. 170.2.- Pink Floyd, The Wall, ?Another brick in the wall?.3.- Crítico francés de la publicidad, en la que militó muchos años, al explicar el fenómeno social en el que está implícita la propaganda


LA MANIPULACION COMO ARMA ELECTORAL

La «guerra» de la información los intereses del gobierno español eran claros, mantener la hipótesis de que el atentado del 11-M había sido cometido por ETA hasta después de las Elecciones Generales del día 14. Esta convicción por parte del electorado le otorgaba una casi segura victoria por mayoría absoluta. Y para ello pusieron de nuevo en marcha la máquina de mentir que tan buenos resultados les había dado en la guerra de Irak o en la catástrofe del Prestige: ocultar la verdad, presionar a los medios de comunicación y utilizar a su antojo la Radiotelevisión pública.
Ocultar la verdad.

Fuimos testigos de las diferentes intervenciones del ministro portavoz, del Presidente del gobierno, de Juan Carlos de Borbón e incluso del Secretario General de la ONU. Y no les iba nada mal cuando el día siguiente del atentado consiguieron reunir en una manifestación tras una misma pancarta a todo el espectro político del país bajo un mismo lema: ?Por la democracia, por la Constitución, contra el terrorismo?. El PP no tardó en intentar sacar rédito electoral. Un acto terrorista que paralizó la campaña y del que anunciaban nadie podía sacar provecho político fue indignamente explotado por el Partido Popular para arropar al gobierno en los ejes de su programa electoral. Aunque ya las primeras dudas de la honestidad del gobierno se plasmaron en plena manifestación cuando se empezó a corear al grito de ?¿Quién ha sido??.
Pero la trama ya había comenzado a estallarle al aznarismo cuando el mismo 11 de marzo Otegi descartó a ETA atribuyendo el atentado a la resistencia árabe, los medios de comunicación de EEUU, Gran Bretaña y Francia optaban por la pista islámica y las brigadas de Al-Qaeda se atribuían el atentado. A pesar de todo, Aznar y los suyos intentaban con descaro proyectar la sombra de ETA sobre las urnas.
La estrategia del PP fracasó electoralmente porque antes había sido derrotada socialmente. En escasas 24 horas la opinión pública dio un vuelco. Si antes del 11 de marzo las encuestas anunciaban un triunfo de los populares, la mentira y la manipulación gubernamental provocaron un cambio en el talante de los votantes.

PRESION A LOS MEDIOS DE COMUNICACION

Se excusaba Antonio Franco, director de El Periódico, ante sus lectores por el titular de portada de la edición especial del 11 de Marzo: ?El 11-M de ETA?. Ni siquiera se le pasaba por su imaginación que el Presidente del Gobierno de un Estado europeo le pudiera mentir y, por ende, a sus lectores. Las llamadas de Aznar a los diferentes directores de periódicos fueron frecuentes instándoles a responsabilizar a la banda armada vasca.

Incluso el Secretario de Estado de Comunicación tuvo que recibir la queja del Presidente del Círculo de Corresponsales Extranjeros por el malestar con la actuación de la Dirección General de Comunicación porque «...algunos corresponsales oficialmente acreditados en La Moncloa, miembros del Círculo, han recibido a lo largo de la tarde del jueves pasado, día 11 de marzo, una llamada desde su Dirección General con el explícito llamamiento de apuntar en nuestras crónicas y difusiones que ETA fue el autor de los atentados en Madrid».
La misma Ministra de Exteriores dio órdenes expresas a las embajadas para que culparan en sus intervenciones ante los medios de comunicación a la banda armada vasca.
Los grandes medios de información desempeñaron, en su mayoría, un papel penoso en la difusión y justificación de las mentiras. Y los ciudadanos respondieron acudiendo a otros medios de información. La comunicación a través de internet y a través de mensajes de telefonía móvil consiguió reunir en las principales ciudades a miles de personas que tomaron las calles para protestar contra la desinformación. La convocatoria corrió rauda de móvil a móvil, los foros de internet se llenaron de mensajes urgentes y a las sedes del PP acudieron los descreídos de los grandes medios, los que confían más en el periodismo participativo que en los columnistas con filiación e intereses conocidos.

Y EN TVE, URDACI

Si condenable es el papel de la mayoría de los medios de comunicación españoles plegándose sin contrastar las fuentes gubernamentales, RTVE es capítulo aparte. El ente sigue desempeñando el papel de sumiso y aplicado instrumento de propaganda utilizado por el gobierno. Ya el máximo responsable de los Servicios Informativos había sido condenado judicialmente por la Audiencia Nacional o por el Consejo de Europa. Solo por esto Urdaci debería haber presentado su dimisión por dignidad profesional. No lo hizo y, por tanto, solo cabe pensar que continuaba en su cargo por militancia o compromiso ideológico.

Los telediarios insisten una y otra vez en cambiar la realidad ocultando, maquillando, tergiversando, justificando, magnificando o destruyendo todo según convenga al poder para su mayor gloria. De esta forma la cobertura informativa de la cadena pública de la campaña electoral ha tenido que ser denunciada por los propios trabajadores. En muchas ocasiones han jugado con la trampa de convertir determinadas informaciones favorables al gobierno en piezas de propaganda, han dejado de informar sobre la guerra de Irak o el caso Yakolev o han utilizado de forma partidista el trabajo de varios cineastas en la película ?Hay Motivo?.
Durante los últimos meses hemos sido agredidos por los ?medios de desinformación masiva? de la televisión pública de Urdaci y los canales privados con Operaciones Triunfo, Salsas Rosas o Grandes Hermanos con el objetivo de que perdiéramos la poca memoria histórica que nos va quedando. Pero también se ha constatado el uso interesado de los dramáticos acontecimientos del 11-M. Así, se retrasaron intencionadamente las declaraciones del lehendakari vasco y del president de la Generalitat. En los informativos de TVE y RNE se ha sostenido la mentira de la mano de sus máximos responsables intentado confundir a miles de españoles que tenían derecho a conocer la verdad. El Director General, J.A. Sánchez, según los trabajadores «...el sábado, jornada de reflexión, dio órdenes de que solo aparecieran en pantalla los miembros del Gobierno para informar del atentado y permitió que el propio candidato del PP, Mariano Rajoy, saliera en pantalla para acusar a la oposición de lo que llamó manifestaciones ilegales». Los trabajadores llegaron al borde del plante cuando la Dirección solo permitió emitir declaraciones de ministros o aquellas que culpaban a ETA.
Si la televisión pública debe ser siempre respetuosa de los principios democráticos y debe cumplir siempre con las normas establecidas y emitir una información veraz, plural e independiente, en casos como éste debería ser especialmente delicada y respetuosa. Mientras los ciudadanos intentaban informarse a través de medios alternativos, en TVE seguían transmitiendo Cine de Barrio.

«La línea informativa implantada por el PP ha implicado cambios radicales en el funcionamiento diario de las empresas públicas». Esta es la opinión de Abelardo Vázquez, ex-miembro del Consejo Asesor de RTVE en Galicia. «Se han convertido en instrumentos de propaganda, se han suprimido las reuniones de redacción, cualquier tipo de intercambio de opinión o consulta sobre el trabajo periodístico y se ha convertido al profesional en una simple herramienta sin voz».
Muchos creen que el fin de la legislatura ha estado marcado por el atentado terrorista del 11 de Marzo. Sin embargo, las manifestaciones del día después y las de la jornada de reflexión ante las sedes del PP demandando la verdad han planteado un nuevo factor, más allá de la guerra y del terror: la necesidad irrenunciable en democracia de contar con información fiable. Los derechos constitucionales a la libertad de información y expresión son aún más sagrados que la tan invocada y dogmática unidad de España y el no a ETA. Las democracias pueden sobrevivir al terrorismo, la guerra o las crisis económicas, pero no al secuestro de las libertades.
Mientras, las Facultades de Periodismo y los popes de la comunicación siguen enviando un mensaje de imparcialidad, de independencia y de objetividad. Pero eso ya no se lo cree nadie, la información también se ha convertido en una guerra.


MEDIO GUERRAS Y MANIPULACION

(Por Carlos Taibo )

No precisa de mayor apoyo --se sustenta por sí sola-- la aseveración de que la versión que la mayoría de los medios de comunicación ofrecen del sinfín de conflictos bélicos que jalonan el planeta se asienta en una trama, nada sutil, en la que se dan cita la desinformación y la manipulación. Tiene su sentido, en cambio, escudriñar en algunas de las manifestaciones que estas dos últimas perversiones asumen.
Digamos al respecto, en primer lugar, que los medios suelen dejarse llevar por modas --en algunos casos, por mejor decirlo, las imponen-- que obligan a prestar singular atención a determinados conflictos en determinados momentos para después desentenderse por completo de los primeros. Sólo el lector pundonoroso podrá alardear, hoy, de un conocimiento razonablemente hondo de lo ocurrido en el último lustro con conflictos --Bosnia, Kosova, Chechenia, Somalia o los Grandes Lagos-- que se encuentran en una franca penumbra informativa. De lo anterior se sigue por lo común un problema no precisamente menor: la desatención dispensada durante años a las tensiones en cuestión facilita la ulterior manipulación de su perfil. Al cabo de muchos meses de silencio, el nombre de Chechenia recuperó protagonismo en nuestros medios de comunicación al calor de la ocupación, en octubre de 2002, de un teatro moscovita: el espectáculo de la acción, unánimemente etiquetada de terrorista, de un comando checheno apenas se acompañó de consideración alguna, sin embargo, del conflicto de fondo.

Claro que en otras muchas circunstancias lo que se impone es, sin más, la manipulación franca y abyecta. El derrotero de los hechos en el Iraq contemporáneo ofrece al respecto ejemplos a espuertas. Los medios de comunicación estadounidenses poco o nada hicieron para desmontar la especie de que esa prometeica figura intelectual que es Donald Rumsfeld desconocía el país y nunca había tenido tratos con Saddam Hussein; hubo que aguardar mucho tiempo para que se recuperasen las imágenes que lo retrataban departiendo amigablemente con los jerarcas iraquíes en los mismos años en los que éstos, con la colaboración y el beneplácito estadounidenses, no dudaban en gasear adolescentes iraníes y resistentes kurdos. Las manipulaciones más recientes son bien conocidas: faltando a la verdad, se ha repetido hasta la extenuación que Iraq expulsó en 1998 a los inspectores de Naciones Unidas, como se ha dado por demostrado, sin que mediase fundamento alguno, que Bagdad mantenía relaciones con eso que ha dado en llamar terrorismo internacional y contaba con armas de destrucción masiva. El tono de semejantes manipulaciones lo ilustran las reiteradas declaraciones del presidente del Gobierno español, José María Aznar, quien no se limitó a enunciar, a principios de 2003, su convicción de que Iraq mantenía vínculos como los invocados y disponía de armas como las descritas: anunció, ahí es nada, que disponía de evidencias al respecto.

Un tercero elemento de relieve lo aporta el consistente empleo, en los medios, de fórmulas de doble rasero que las más de las veces beben de los criterios abrazados por nuestros gobernantes. El recién mencionado Aznar, que al parecer se considera adalid planetario en la lucha contra el terrorismo, cuenta entre sus amigos a gentes que son directos responsables del desempeño de formidables maquinarias de terror como las desplegadas por Rusia en Chechenia o por Turquía en el Kurdistán. No se trata del mismo modo, en otras palabras, a los amigos y a los enemigos, a los poderosos y a los débiles. Otro tanto cabe decir de la reacción que suscitan unos y otros muertos: la mayoría de quienes, legítimamente, mostraron su solidaridad con las víctimas inocentes de los atentados del 11 de septiembre de 2001 habían olvidado en los diez años anteriores que en Iraq morían cada mes cerca de 5.000 niños --una cifra superior, por cierto, a la generada por los mencionados atentados-- de resultas de un embargo macabro aplicado por los Estados Unidos. En el otoño de 2003 nuestros medios de comunicación, que rebosaban de informaciones relativas a los soldados norteamericanos fallecidos en Iraq, se desentendían por completo, en cambio, en lo que se refiere a la cifra, con toda certeza mucho más alta, de civiles iraquíes muertos de resultas de las acciones de los ejércitos de ocupación.
Una cuarta trampa, ésta más sagaz, es la que, con el concurso de muchos medios, ofrece una apariencia de debate razonablemente plural que esconde, a menudo de forma innegablemente inteligente, lo que en los hechos es una discusión en circuito cerrado y con reglas preestablecidas. Bastará con recordar al respecto que entre nosotros muchas gentes bien pensantes no han dudado en criticar el creciente unilateralismo que inspira la política estadounidense al tiempo que han preferido olvidar que antes de aquél los contenidos de esa política, aparentemente multilaterales, en modo alguno condujeron a comportamientos benignos y saludables. Son las mismas gentes que creen a pies juntillas que el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, es, pese a todas las apariencias, un firme partidario de la paz, la justicia y la solidaridad. Powell ofrece una interesante añagaza para no preguntarse lo principal.

En los medios de comunicación no faltan, en quinto lugar, las fórmulas que, de forma soterrada, reordenan los datos en provecho de discursos tanto más peligrosos cuanto que, por lo común, pasan inadvertidos. Lo más inquietante de esas fórmulas es que su entronización rara vez es el producto de un acto consciente: se instalan como si vinieran dictadas por el orden natural de las cosas. Significativo resulta, por ejemplo, que cuando en el otoño de 2001 fueron asesinados en Afganistán cuatro periodistas --entre ellos el corresponsal del diario El Mundo, Julio Fuentes-- todos nuestros medios jerarquizaron la condición de los profesionales desaparecidos y dieron en emplazar al periodista afgano en el último puesto de todas las enumeraciones, por detrás del español, la italiana y el australiano. En virtud de un código sibilino --y subrayemos una vez más que probablemente inconsciente y no malicioso, lo cual lo hace aún más grave-- el pobre profesional de un país del Tercer Mundo quedaba relegado de forma visible.
Tampoco faltan, muy al contrario, los ejemplos de empleo avieso del lenguaje. En estas horas, y en relación con Iraq, se nos habla de las fuerzas de la coalición que han intervenido en el país para de esta suerte obviar términos --ejércitos de ocupación, agresión-- que describen la realidad de manera fidedigna. Los analistas, que porfían en reservar la palabra régimen para la instancia política que encabezaba Saddam Hussein o para la que dirigieron en su momento los talibán afganos, rehuyen el término cuando se trata de hablar del Israel de Sharon, de los Estados Unidos de Bush hijo o de la España de Aznar. Entre tanto, el pulido ejército federal ruso se enfrenta a una sucia guerrilla fundamentalista chechena. Las colonias israelíes reciben, en fin, el eufemístico calificativo de asentamientos al que a menudo se agrega la etiqueta de ilegales como si algunos de ellos no fueran tales, al tiempo que al Estado sionista se le atribuye la responsabilidad de asesinatos selectivos que, a más de llevarse a menudo las vidas de niños y adolescentes, parecen exhibir, conforme a tan curiosa terminología, una singular racionalidad.


MEDIOS DE COMUNICACION MANIPULACION O VERDAD

(Por Julio J.Gomez Otero)

Una de las grandes preguntas que nos hacemos al abrir el periódico o conectar el telediario es sobre la objetividad de la información que recibimos. Lo que leemos o escuchamos ¿es objetivo, veraz, independiente, o responde más bien a los intereses y servidumbres de aquél que nos lo transmite? Se trata de una de las cuestiones más centrales del periodismo.

En primer lugar, tenemos que decir que la mayor parte de la información es ?mediada?, es decir, nos llega a través de alguien, ya que nosotros no tenemos acceso directo a ella. Cuando la vida de las personas se circunscribía a la aldea o la comarca, era relativamente fácil presenciar la noticia o tener acceso a las fuentes de la información y contrastar así si lo que escuchamos es verdadero o no. Sin embargo, todos tenemos experiencia, que incluso en un ámbito relativamente pequeño es bastante fácil que la noticia sufra deformaciones, cortes, añadidos o exageraciones.
Hoy, en cambio, nuestra vida se desarrolla en un ámbito mucho más amplio, que el célebre Marshall McLuhan llamó la ?aldea global?. Gracias a la tecnología digital, que convierte cualquier dato en una infinita secuencia binaria de ceros y unos, es posible transmitir por cable, a la velocidad de la luz, palabras, imágenes, fotografías... Nosotros no estuvimos en Nueva York el 11 de septiembre de 2001, pero pudimos ver lo que sucedía, ?como si estuviésemos allí?. Sin embargo, conviene no olvidarlo: la mayor parte de la información es mediada, es decir, nos llega a través de alguien. Sin tener en cuenta que la propia narración de la información tiene su gramática propia: en una fotografía, por ejemplo, cuenta el enfoque, la perspectiva que otra, la organización de la imagen, la relación entre el fondo y la figura... Todo ello tiene un significado y sirve para destacar una información por encima de otra.
Hoy día existen cinco principales agencias de información en el mundo. No son las únicas, pero son las más importantes y manejan la mayor cantidad de datos y noticias. Se trata de empresas que tienen una serie de periodistas distribuidos por el mundo o en los despachos investigando, que posteriormente venden a los demás periódicos o cadenas de televisión las noticias. Cuando leemos en la parte superior de un artículo los nombres Reuters (Gran Bretaña), Associated Press (Estados Unidos), Efe (España), Francepress (Francia), Wolf (Alemania), se trata del nombre de estas cinco grandes agencias de informaciones, que son auténticas multinacionales de producción y distribución de noticias, que venden esta materia prima a otros medios de comunicación a lo largo y ancho del mundo.
Obsérvese cómo todas estas agencias se sitúan en los países ricos y desarrollados. No en vano nacieron a finales del siglo XIX o comienzos del XX como herramientas privilegiadas de las potencias coloniales de controlar un arma tan peligrosa como la información, capaz de poner o quitar gobiernos o de mover la voluntad de los pueblos en una u otra dirección.
Por tanto, es importante ser conscientes de que las informaciones que recibimos aparecen filtradas por los intereses comerciales, políticos, estratégicos, de estas grandes multinacionales.
Otro hecho importante es la denominada ?agenda setting?, que nosotros llamaremos, para entendernos, ?proceso de construcción de las noticias?. Puede resultar sorprendente hablar de construcción de las noticias, pero así es: las noticias en gran medida no se recogen sino que se construyen. Es cada vez más lejana la figura del periodista que, armado con su libreta y su bolígrafo, va en busca de la información, entrevista a los protagonistas, y es testigo directo de los acontecimientos. Hoy día las noticias se construyen en un despacho con el material que otros han transmitido. Es un largo proceso.
Y no sólo eso: ?agenda setting? hace referencia también al proceso de decidir, cada día, lo que es noticia y lo que no. Las personas que tienen la capacidad de decidir lo que aparecerá y lo que no aparecerá al día siguiente en los titulares tienen un enorme poder. El hecho de que los periódicos traigan una determinada noticia y no otra en la primera página, o que los telediarios abran su emisión con cierta información en vez de otra obedece a un proceso muy preciso y complejo de jerarquización y selección, según criterios de proximidad, de interés, de ideología..., que realizan todos los días los periodistas en sus despachos. Que se hable últimamente mucho del cambio climático, que se silencie o se minimice una manifestación contra el gobierno, que casi nunca sepamos lo que pasa en África, a pesar de que tiene más habitantes que Europa, que se dedique veinte minutos diarios a la información deportiva o que las noticias sobre la Iglesia aparezcan contadas de una determinada manera y no de otra no es fruto del azar sino que responde a este proceso de filtrado y de elaboración. No es que las cosas sean así, sino que nos las cuentan así, y necesitamos ser bien conscientes de ello.
Lo importante para nosotros, consumidores de los medios de comunicación, no es exigir una objetividad imposible, sino ser conscientes de qué intereses políticos, económicos, ideológicos, están detrás de la pantalla de televisión o la página del periódico. Sólo así será posible contrastar la información y elaborar los propios criterios de cara a hacerse una idea lo más aproximada posible de lo que está sucediendo y del sentido y significado que tienen los hechos.
En los últimos años todo esto está cambiando profundamente a causa de la irrupción en el panorama informativo de las tecnologías de la información. Hoy día, a través de los blogs o de portales como YouTube, es posible que el ciudadano de a pie se convierta en periodista y comparta con otros lo que sucede en su comunidad, denuncie problemas...
La tecnología puesta al servicio del bien común puede ser una herramienta poderosa en manos del ciudadano, sobre todo de aquellos que tradicionalmente han estado alejados de los centros de poder y decisión; pienso particularmente en el mundo rural. Hoy las barreras del tiempo y la distancia han sido derribadas por Internet, que une en red por igual a los nodos, estén donde estén.
A través de este sencillo artículo quiero animar a todos los ciudadanos a situarse críticamente ante los medios de comunicación y, por qué no, a convertirse ellos mismos en periodistas utilizando las sencillas herramientas (blogs, YouTube...) que la tecnología pone a su alcance .[/color]



MANIPULACION DE LOS MEDIOS

(Por Malaquías)

Lo que me propongo con este ensayo es intentar demostrar que mediante la manipulación de la información por parte de los medios de comunicación, se ha formado una sociedad donde la gente no es tan crítica como debería.
Se dice que los medios manipulan cuando estos transmiten información a la gente que no es del todo correcta. Puede ser cierta en parte u ocultar datos, no necesariamente tiene que ser errónea.

Uno se podría preguntar para qué puede ser útil esto. La respuesta es muy simple: a lo largo de la historia, la información estuvo siempre en manos de la gente con poder. A esta gente no le convenía que sus ?inferiores? supieran ciertas cosas. De allí la manipulación de la información.
Los medios de comunicación se utilizaron también como modo de propaganda. Esta propaganda muchas veces es política. Cada vez que se acercan las elecciones presidenciales, vemos al presidente de facto salir a defender las causas populares, o a aquellos no pertenecientes al oficialismo que salen a decir cosas negativas sobre el presente gobierno u otros candidatos al sillón presidencial. Ahora podemos ver a Kirchner salir a decir la importancia de que se encuentre con vivo al ?primer desaparecido de la democracia?. Aquí tenemos la arrogancia de los ?poderosos?. Subestiman a la gente. O tal vez no, pero el punto es que este no es el ?primer desaparecido de la democracia?. Hubo casos muy conocidos, como el de Cabezas que terminó en asesinato, y otros no tanto como el caso de Bru que también apareció muerto. ¿Por qué subestiman a la gente? Porque creen que no recordamos, que tomamos lo que se nos dice como cierto, sin siquiera analizarlo. Creen que somos exactamente lo que ellos se proponen que seamos
Aquí entra en escena el otro tipo de propaganda. Para lograr esta sociedad, había que hacer algo antes. La propaganda comercial, muy típica de países capitalistas y de países capitalizados, como el nuestro, fiel colonia no oficial de la madre patria. Lo que hicieron países como los Estados Unidos, fue crear una generación del consumo. Es decir, una sociedad apabullada de comerciales y de valores centrados casi por completo en el dinero. Pero este dinero debía ser gastado en lo que ellos querían que fuera gastado. Por lo que para que esta fuese fácil de manejar, se debía lograr que no pensara demasiado en ciertas cosas. Por eso se utilizó la manipulación de los medios, para crear un estado de terror y al mismo tiempo hacer que la gente no se preocupara por otras cosas que son igualmente o aún más importantes. Esto suena a relato de una persona mayor hablando a sus nietos sobre los viejos tiempos, antes de una guerra devastadora, tras la cual todo mejoró. Con un poco de suerte, nosotros seremos esas personas mayores y podamos contar nuestra historia de esta forma, como algo que ya terminó.
Un ejemplo claro y reciente fue la manipulación de los medios durante los ataques del 9-11 y la ?guerra contra el terrorismo?. Se vio claramente que se le infundía terror a la gente para conseguir su apoyo en una guerra sin sentido? ético por lo menos. Luego se utilizó la idea de ?guerra contra el terrorismo? para la guerra contra Saddam Hussein y su régimen. La excusa fue la tenencia de armas químicas por parte de Irak. El verdadero objetivo sin embargo, era, como es sabido por la mayoría, la tenencia de petróleo. Todavía hoy en día podemos ver en las noticias que se anuncia cuántos soldados americanos han muerto, sin embargo no se menciona cuántos iraquíes han matado. Con esto se logró desviar la atención del pueblo norteamericano de los casos de corrupción en Estados Unidos y de acomodamiento político.
Otro tipo de manipulación es la desinformación. A continuación cito un caso presentado por Watzlawick en su libro ?¿Es real la realidad??[1]. Este caso que él llamó de ?los parabrisas picados?, es un claro ejemplo de lo que se puede lograr a través de los medios de comunicación cuando se produce la desinformación.

A finales de los años cincuenta, en la ciudad de Seattle, cada vez más automovilistas observaban en sus parabrisas pequeñas hendiduras, con forma de hoyos crateriformes. Era tan grande la cantidad de gente que había encontrado estos ?hoyos? en sus parabrisas que el gobernador del Estado de Washington pidió al entonces presidente Eisenhower que mandase expertos a analizar la situación.
Había entre la gente dos distintas teorías. Una decía que debido a las recientes explosiones atómicas rusas, se había contaminado la atmósfera. La lluvia ácida se había transformado, por el clima húmedo de la ciudad, en una especie de rocío que dañaba los parabrisas. La otra teoría decía que los largos tramos de autopista recientemente asfaltados habían generado numerosas partículas ácidas que afectaban a los, hasta entonces, incólumes parabrisas.
Los agentes federales en vez de dedicarse a investigar estas teorías, se dedicaron a algo mucho más elemental y descubrieron que no se había producido un aumento en el número de parabrisas dañados. Lo que había sucedido era un fenómeno de desinformación; al correrse la noticia de que había parabrisas dañados, aumentó la cantidad de automovilistas que revisaban sus parabrisas. Al hacerlo, la mayoría miraron su parabrisas desde afuera y no desde dentro y según el ángulo normal. Desde este nuevo ángulo, se destacaban estos pequeños cráteres que hay en cualquier parabrisas, a causa del desgaste normal. La epidemia no había sido de parabrisas dañados, sino de parabrisas inspeccionados.
La explicación era tan sencilla que todo el episodio corrió la suerte típica de otras informaciones excitantes que los medio de comunicación lanzan a la calle como sensación, pero cuya nada sensacional explicación se silencia, contribuyendo a perpetuar un estado de desinformación.
No es que la manipulación de la información sea algo que pasa sólo en EEUU, en Argentina también se pueden ver casos como estos, aunque por suerte no tan extremos, como los ya mencionados al principio del ensayo.
Un claro ejemplo que seguro la mayoría recuerda se vio cuando el presidente Néstor Kirchner dio un discurso para el 25 de Mayo. Se podía ver en repetidas ocasiones un pingüino gigante flotando a lo lejos. En el canal del estado, se utilizó esta imagen para demostrar el apoyo del pueblo al presidente. En Canal 13, se utilizó como una ironía. En Telefé, se habló de la gente a la que el gobierno le paga para hacer este tipo de demostraciones. Esto demuestra cómo con la misma información se puede lograr decir cosas tan distintas.

Volviendo a lo antes mencionado acerca de hacer que la gente no se preocupe por ciertas cosas, tenemos el claro ejemplo del mundial. Muy pocas fueron las personas que se enteraron, siquiera, de que Kirchner se aumentó en un 50 o 60% el sueldo, unos días después de la primera victoria del seleccionado argentino. Pero claro, quién se iba a enterar si en el noticiero lo único que se veía era el mundial, propagandas orientadas hacia éste, o simplemente algo que no tenía nada que ver y de repente aparecía una pelota y una bandera argentina para que la hinchada pensara ?mirá como apoyan a nuestra selección?. Y así es como como pasó desapercibido el caso del embajador que tuvo que volver a Uruguay a ser juzgado por torturas durante una dictadura militar y muchas otras cosas de las que, lamentablemente, pocos se enteraron y menos son los que se van a enterar. Esto se debe a que no sólo en nuestro país, sino en todo el globo, se aprovechó esta ocasión para tapar temas que no incluían, como decía Borges, ?once jugadores contra once corriendo detrás de una pelota? y por lo tanto no fueron televisados, porque no era lo que la gente quería ver. O mejor dicho, era lo que no querían que quisiéramos ver.
La manipulación no se ve en los noticieros únicamente. En Argentina se ve que en canales como Telefé, Canal 9 o Canal 13 se pasan programas y novelas que no son los mejores para el público, sin mencionar las ya clásicas propagandas del ?llame ya?. La mayoría de las series tienen actores populares, para que la gente se sienta atraída por el programa más allá de la temática. De esta forma se logra que la gente no piense o sea tan crítica como debería con este, cosa que facilita su manipulación.
Los mejores ejemplos que les puedo dar de esto, son las adaptaciones de Telefé de las sitcoms estadounidenses, como ?Casados con Hijos? (Married with Children), donde aparecen Guillermo Francella y Florencia Peña. Ya la versión yanqui era lo más anti-ético que existía, pero es sabido la capacidad que tiene la televisión argentina para hacer de algo malo, algo mucho peor. Lo lógico sería que el programa sólo durase algunas semanas al aire, o lo sería en cualquier sociedad crítica, pero todavía hoy lo siguen transmitiendo.

Seguramente muchos piensan que esto es ridículo, que la gente no va a tomar ciertas actitudes o comportamientos solamente por haberlos visto en televisión. Es cierto, no todas las personas que vean a Francella pensarán que las cosas que hace o dice son correctas. Tampoco todos los que vieron la propaganda de la baba de caracol la compraron. Sin embargo, es sabido por todo el mundo que hubo chicos que saltaron de edificios pensando que podían volar al igual que Superman. Tal vez sea un poco extremo este ejemplo, pero creo que deja claro que no todos reaccionamos de la misma forma frente a las mismas cosas, ya que hay chicos que no saltaron para desafiar la gravedad. El punto es que creo que no estaría mal que de vez en cuando pudiéramos ver en la televisión nacional, programas que fomenten mejores valores que los que acostumbramos a ver. Como contraejemplo, tenemos el caso de la serie de programas conducidos por Felipe Pigna y Mario Pergollini, ?Algo habrán hecho?, que tuvo mucha repercusión a pesar de ser un programa ?inteligente? e incluso educativo.
Para finalizar, quiero citar una parte de un discurso dado por Edward R. Murrow cuando recibió un premio de reconocimiento por su trayectoria en 1953, donde habló acerca de la censura en la CBS. ?Para aquellos que dicen que la gente no miraría [programas que informaran realmente], que no estarían interesados, que son demasiado conformistas e indiferentes, yo solo les puedo responder: hay, en mi opinión como periodista, considerable evidencia contra esa afirmación. Pero incluso si tuvieran razón, ¿qué tienen que perder? Porque si tienen razón y este instrumento no sirve para nada excepto para entretener, entonces las luces se apagarán y todo esfuerzo habrá sido en vano. Este instrumento puede enseñar, puede iluminar, sí, e incluso inspirar. Pero solo lo puede hacer si hay hombres determinados a utilizarlo con ese fin. Si no es así, no es más que cables y luces en una caja. Buenas noches, y buena suerte?.
En mi opinión personal, creo que no se puede vivir de la crítica al sistema, ya que al hacer esto, unos se vuelve dependiente de este, necesitándolo para tener algo a que criticar. La solución es llegar hasta más allá del sistema, estar a un nivel donde seamos conscientes de las fallas del sistema, pero donde no nos importe que haga el sistema con respecto a nosotros. Hay gente que lo logró y si no son reconocidos mundialmente, es simplemente porque lograron su objetivo y no están dentro del sistema, de nuestro sistema.

Hay otro tipo de manipulación de la información por parte de los medios de comunicación. Este es el de la manipulación de las imágenes. No simplemente por lo que muestran, sino más por lo que no se muestra.
Tomemos otro ejemplo reciente; la guerra contra Irak. Vimos a los marines entrando a las casas, vimos a estas tropas heridas bajo fuego enemigo, vimos casas derruidas. Sí, casas derruidas, pero donde están los cuerpos. Sencillo: donde los quieren, donde no los veamos. ¿Qué es lo que logran con esto? Que nos demos cuenta de la realidad: ese edificio fue destruido, sí, probablemente por algún misil estadounidense o por los tanques, pero en ese edificio había personas. Lo máximo que vemos es a una mujer hablando en un idioma que no entendemos, llorando por la pérdida, pero no entendemos lo que dice. Hay una alta probabilidad de que nos diga que adentro estaba su familia, pero con las imágenes que nosotros vemos, la deducción más rápida es que la mujer llora por la destrucción de su vivienda.


Fuente: [1] ?¿Es real la realidad?, Paul Watzlawick, Editorial Herder, Barcelona 1986


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